El coronavirus pone en jaque la industria de la música en directo.

El coronavirus sigue imparable y el número de contagios crece día a día de forma exponencial. Mientras en China decrecen los casos de transmisión, estos se disparan en Europa, hasta el punto que la Organización Mundial de la Salud ya ha establecido el viejo continente como nuevo epicentro de la pandemia. Las medidas para intentar contener la propagación del Covid-19 en los países occidentales se endurecen, y así, el pasado sábado 14 de marzo, el Gobierno español decretó el estado de alarma en todo el territorio nacional. Una decisión que se aplica con una duración de 15 días, pero que a la vista de la gravedad de la situación, es bastante probable que se vea prorrogada. Basta mirar los números. En 7 días, los que van del jueves 12 de marzo al miércoles 18 del mismo mes, el número de casos en España se ha incrementado en 12.000.

El estado de alarma.

El estado de alarma aplicado por el Gobierno de Pedro Sánchez para atajar la crisis sanitaria consiste en limitar la circulación de las personas, prohibiendo las salidas de casa salvo casos estrictamente necesarios como ir al trabajo, a cuidar de personas dependientes, a la farmacia o a comprar productos alimentarios. El pasado lunes 16 se procedió a cerrar las fronteras del territorio. 

Asimismo, cesaban sus actividades museos, archivos, bibliotecas y monumentos. Además de locales y establecimientos en los que se desarrollen espectáculos públicos, actividades deportivas y de ocio. Medidas destinadas a evitar las aglomeraciones de personas que también afectan, por supuesto, a salas de fiestas, discotecas, bares con música en directo, auditorios, salas de conciertos, teatros, estadios y cualquier otro tipo de recintos en los que se desarrolla la actividad musical.

Más cancelaciones y aplazamientos.

En un post anterior ya comentábamos cómo, en España, además de la suspensión de decenas ce conciertos, el Madrid Pop Fest, el Marearock y el Iruña Rock habían cancelado su edición de 2020 ante el avance del virus. A estos se ha sumado el Fuzzville!!! de Benidorm, cuya sexta edición iba a celebrarse los días 27, 28 y 29 del presente mes. Mientras que otras citas como el Primavera Trompetera, el Viña Rock y el SanSan Festival han aplazado su celebración.

Entre tanto, grandes citas como el Bilbao BBK Live y Mad Cool, agendadas para julio siguen adelante. Misma intención tiene el Primavera Sound, previsto para la primera semana de junio y que este año festeja su veinte aniversario. No obstante, ante la incertidumbre reinante, la dirección de la marca ha anunciado que como plan B, está gestionando la posibilidad de que haya que retrasar el evento algunas semanas.

Unas consecuencias de envergadura.

Además de una crisis sanitaria, el coronavirus ya supone una grave crisis social y económica. Poniendo el foco en el sector de la música en directo, la Federación de la Música Española (Esmúsica) ha elaborado un informe que arroja unas perspectivas poco halagüeñas. 

Según indica, todos los festivales de música previstos entre marzo y septiembre tienen riesgo de cancelación. Lo que unido a la suspensión de conciertos no sólo organizados por promotoras, sino también por Ayuntamientos de cara a la celebración de sus fiestas patronales, ponen a la industria de la música en directo en jaque. Hablamos de pérdidas estimadas que alcanzan los 764 millones de euros, y de un sector que anualmente emplea a 300.000 personas de manera directa e indirecta

Esmúsica deduce que el sector no comenzará a recuperarse hasta la segunda mitad del año que viene, cuando se normalice la actividad y se sanee la industria. No será, según dicen, hasta 2023 cuando la música en vivo vuelva a estar en una situación próspera. Y explican que aquellos promotores que desarrollan su actividad a nivel nacional y local «necesitarán ayudas urgentes para poder mantener su actividad en los próximos años». 

Medidas gubernamentales para paliar los perjuicios económicos.

Ante este panorama, los responsables de diferentes asociaciones están pidiendo al Gobierno ayudas para mantener a flote su negocio, como bajar el IVA de los eventos al 4% o incluso al 0% para que el sector pueda recuperarse más rápidamente.

Por su parte, en el día de ayer (17 de marzo), el presidente del gobierno presentó un paquete de medidas para luchar contra esta situación. Anunciando un `presupuesto de 200.000 millones de euros (20% del PIB) para apoyar a familias vulnerables, a la investigación de una vacuna contra el coronavirus y de soporte a empresas, trabajadores y autónomos.

Así, aquellas empresas que presenten un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para aliviar su situación económica, estarán eximidas de las cuotas a la Seguridad Social a fin de evitar despidos. Por su parte, las personas afectadas por los ERTE podrán beneficiarse de una prestación por desempleo que no se descontarán de los meses que le correspondan en el caso de encontrarse en situación de paro en el futuro. Y las empresas tendrán que fomentar el teletrabajo siempre que sea posible, para lo cual, se ha aprobado un programa de apoyo a la digitalización de las pymes.

En lo que respecta a empresas y autónomos, se ha creado una línea de avales por valor de 100.000 millones de euros para dotar de liquidez a los negocios. Los autónomos que tengan que suspender su actividad o hayan visto caer su facturación en un 75% en relación al semestre anterior, también tendrán acceso a la prestación por cese de actividad, con la que percibirán el 70% de su base de cotización. Asimismo, quedarán exentos del pago de las cuotas correspondientes.

En esta línea, hoy (18 de marzo), Pedro Sánchez ha anunciado que, una vez que acabe esta crisis, se presentarán “unos presupuestos de reconstrucción social y económica” con el objetivo, de acuerdo a sus propias palabras, de que “nadie se quede atrás”.

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